Tiempo de aprendizaje. Por Carlos Eduardo Gutiérrez

Por Carlos Eduardo Gutiérrez

 

 

 

 

Las enseñanzas que esta coyuntura pedagógica nos pueda aportar dependen de nuestra sensibilidad y grado de conciencia para reaprender el amor y respeto por la Tierra así como para preservar las otras especies que conviven con el homo sapiens.

Desde nuestros antepasados traemos una cultura de agresión al medio ambiente. No cuidamos el agua, el aire, la flora o la fauna. Somos depredadores del planeta, caníbales, indiferentes ante las injusticias, codiciosos, egoístas, llenos de miedos e inseguridades.

Hemos olvidado nuestros sueños, principios e ideales, poco sabemos de perdón, agradecimiento y de la solidaridad.

Juzgamos fácilmente a nuestros congéneres, vamos en una carrera desenfrenada. Vi tantas liebres correr sin sentido que aprendí a ser tortuga y disfrutar el recorrido.

Ciframos el éxito en lo económico y social. En el poder, el dinero, la belleza, los honores, viviendo por apariencias en un modelo social de competencia e imagen.

Olvidados de nuestro propio ser, de nuestra familia, de nuestros amigos, que son la otra familia que escogimos. Incluso nos olvidamos del Creador, fuente suprema de todo, de quien vinimos y a quien retornamos.

Hoy en esta gran turbulencia de la humanidad nos damos cuenta de nuestra fragilidad, angustiados, impotentes, a la deriva en el mar.

Solo despertando en la fe, en la oración, unidos en el amor superaremos este gran reto y disfrutaremos el recorrido. Como en Ítaca no es el destino, es el carpe diem, el ya y el ahora, el eterno presente, con cada uno de nuestros actos signados por el amor, la bondad, la integridad, la responsabilidad, con un corazón compasivo dispuesto al servicio con los de uno y con los demás como si fueran de uno.

El eslogan tomado por Servimos – “Quien no vive para servir no sirve para vivir”- llevado a la práctica conlleva a un proyecto de sembrar no solo para uno sino para los demás. El sembrador sembrando una huerta de vida con amor. Todo ello reflejado en ser útil a los demás, razón y propósito de nuestros días en el planeta.

Hay que servir con amor y de corazón.

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