“Es muy difícil mantener la calma, más ahora que antes, porque debo hablar con familiares de víctimas y eso es duro”, comenta Alberto Spektorowski, el uruguayo que integró el Grupo Internacional de Contacto, cuyo objetivo fue lo que finalmente ocurrió: la disolución de ‘Euskadi Ta Askatasuna’ (ETA), el grupo armado de rasgos nacionalistas que reivindicaba la independencia del País Vasco, comunidad autónoma de España. Desde la perspectiva de la banda criminal, el objetivo era separar aquel distrito del país y anexar a sus dominios parte del territorio vasco francés, en el departamento de los Pirineos Atlánticos, aunque allí apenas cometieron atentados.
La organización extremista nacida dentro de Bilbao en 1959, con fuerte oposición a la dictadura de Franco, fue calificada como terrorista por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE). Casi 59 años después de su conformación inicial, este jueves 3 de mayo, anunció que claudicaba sus actividades. El día siguiente, en la comuna francesa de Cambo-les-Bains, se llevó a cabo un acto con personalidades de la política internacional donde se reconoció su desintegración. Todo parece indicar que ETA deja de existir.
“Lo que siempre les dije es que pidan perdón sin miramientos, es importante disculparse de las violaciones a los derechos humanos sin esperar que otros hagan lo mismo, aunque todos hayan cometido crímenes. Se disculparon a medias, pero falta”, cuenta Spektorowski, quien es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv, en Israel.
Por su parte, el presidente español, Mariano Rajoy, pidió públicamente recordar a “las 853 personas asesinadas por ETA”, y aseguró que los responsables no evitarán la Justicia, más allá del perdón: “Sus crímenes se seguirán investigando, sus delitos se seguirán juzgando y las condenas se seguirán cumpliendo”.
La democracia española ha vencido a ETA. El Gobierno está con los centenares de víctimas asesinadas y heridas por la banda terrorista; a todas ellas, y a sus familias, les debemos hoy y siempre recuerdo, gratitud y homenaje.
No hubo ni habrá impunidad. pic.twitter.com/BXOSqCusHG
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) May 4, 2018
Negociar la paz
“Cuando la ETA decide allá por el 2010 que su accionar no va más, le pide asistencia a un viejo luchador por la paz, Brian Currin, el abogado sudafricano que participó en el fin del ‘Apartheid’ y en las negociaciones con el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés)”, relata el entrevistado para explicar cómo nació la comisión.
Así las cosas, Currin convocó al uruguayo para integrar el grupo: “La misión era que ETA nos convenza a nosotros de que realmente se terminaba la violencia, porque ya habían violado varias veces el cese de fuego“, recuerda Alberto que, a sus 66 años, ve una resolución satisfactoria al conflicto armado. Al menos por ahora. “Lo que intenté fue darle un marco conceptual a la idea de la disolución hacia el País Vasco”, dice el consultado. En efecto, al final de su último comunicado, el conjunto separatista expresa: “ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él”.
Spektorowski ya había obtenido experiencia en la intermediación de situaciones con extrema tensión, como cuando trabajó con el excanciller israelí Shlomo Ben Ami, para la cumbre de Camp David desarrollada en el 2000. En aquella oportunidad, el entonces presidente de EE.UU., Bill Clinton, el exprimer ministro de Israel, Ehud Barak, y el antiguo representante de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, se reunieron, sin éxito, para ponerle fin al histórico conflicto entre las dos naciones de Oriente Medio.
Uno de los motivos por los cuales se unió al Grupo Internacional de Contacto desde sus inicios, en calidad de mediador, fue por su conocimiento previo sobre el contexto político del País Vasco. En aquel comienzo, repasa, “había conexión con el Gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de José Luis Rodríguez Zapatero, pero cuando se cambió de Administración, todo se cortó”. Según detalla, tras la llegada de Rajoy a la Presidencia “no había forma de discutir el asunto con España, no había diálogo, había que hacerlo de modo unilateral”.
Más en detalle, señala: “España no jugó ningún papel en las negociaciones, simplemente se abstuvo. Francia jugó el papel de los derechos humanos, es decir, si el objetivo era no matar más, entonces estuvieron dispuestos a diálogos humanitarios. El Gobierno del País Vasco, al que más le importaba todo este asunto, tuvo un papel mucho más importante”.
Considerando otros casos donde los procesos de pacificación entre Gobiernos y movimientos guerrilleros fallan —por el momento el caso colombiano es un claro ejemplo—, Alberto confía en que el fin del conflicto vasco es un hecho histórico y objetivo: “Hasta los servicios secretos españoles, desde el 2011, le dijeron al Gobierno que esta vez el proceso de paz es real. Punto, se terminó”.
Por otro lado, opina que “la sociedad vasca ya no apoya nada que tenga que ver con la violencia”, requisito necesario para que un movimiento armado perdure en el tiempo, como lo hizo la ETA en el pasado. Por ello, sostiene que sería muy difícil que se conforme algún grupo disidente proveniente del conjunto independentista, contrarios a su disolución.
¿Y ahora qué?
Para el especialista en política, los simpatizantes de este movimiento “pueden seguir luchando desde el punto de vista democrático, ir a partidos políticos, eso nadie lo discute”, aunque destaca: “Sin usar las armas ni violar la ley”. Sin embargo, desde un punto de vista más analítico, opina: “A los nacionalismos regionales, como en Cataluña o el País Vasco, no les veo un futuro próximo”.
Por el lado de la sociedad española, el consultado expresa que “se acerca una discusión muy grande, dura y dolorosa sobre las consecuencias del conflicto“. Para Spektorowski, los principales debates al respecto girarán en torno a la localización de los presos de la ETA, hoy “dispersos por España”, y el rol que tendrá la memoria de las víctimas para entender “el papel que jugó la ETA en la historia”.
Así lo describe: “Es un tema que todavía ni se imagina, pero rasga la piel. Será debatido en paz, sin armas, en el marco de una democracia. Va a tocar cada pueblito vasco que uno encuentre, implicados en la lucha por el recuerdo. Eso se espera en los próximos meses o años”. Por otro lado, también subraya que la reinserción social de los adeptos al grupo combatiente “es muy difícil”.
Más en lo inmediato, un tema que preocupa a Francia son las armas de la ETA, informa La Vanguardia. ¿La entrega de armamento se realizó en su totalidad? El implicado en la negociación contesta: “Todo eso es simbólico. Es como que alguien diga ‘acá están las armas’, otro ponga el sello y difundan que todo está bien. Por lo pronto, se entiende que ETA no entra nunca más en el juego, todo lo demás —comunicados o entregas de armas— son actos simbólicos”. Y para despejar las dudas, confirma: “Doy cabal seguridad de que no existen armas escondidas que puedan usarse el día de mañana”.
Leandro Lutzky
Fuente: actualidad.rt.com