Medellín, una ciudad que podría ser un gran mariposario

Aquel lugar donde abunden las mariposas será difícilmente considerado como un sitio triste. En Medellín habría al menos 147 especies de estos insectos, de todos los colores, que junto a las abejas, aves y algunos mamíferos, son los polinizadores de los jardines urbanos que la autoridades pretenden volver más funcionales: sembrados con más plantas nativas y menos exóticas.

¿Por qué? Debido a que “lo propio se nos vuelve paisaje, se dice que es maleza o rastrojo”, subraya Álvaro Cogollo, director científico del Jardín Botánico, quien explica también que la fauna encuentra menos repelente la vegetación propia de los ecosistemas locales y eso contribuye con la propagación de semillas.

Por eso desde la entidad se recomienda propiciar los jardines funcionales, que no son otra cosa que zonas verdes en casas, corredores viales o parques, en donde abunden plantas nativas como los tangos, las asclepias, las verbenas o los senna, en lugar de sembrar crotos, san joaquínes y durantas; bellísimas, pero según Cogollo, menos apropiadas para la polinización.

“De lo contrario se pierden las semillas y no habría lugar al nacimiento de otras plantas”, anota el biólogo e indica que la ciudad debería preocuparse más por cada individuo que se siembra, investigar para conocer los efectos.

Lo que hay en la ciudad

Lo cierto es que en Medellín, la Secretaría de Medio Ambiente ha liderado esta opción en diversos espacios de la ciudad. Solo en el cerro El Volador hay 2,1 hectáreas destinadas a módulos entre los que hay un gran mariposario, un jardín de colibrís, un vivero pedagógico y un apiario de abejas angelitas, con aguijón reducido.

Plantas como la mermelada o la heliconia atraen a los colibrís, por ejemplo, y hacen parte de los cerca de 1.000 metros cuadrados sembrados en el cerro con los que la Secretaría quiere hacer pedagogía y mostrar que la vegetación no debe ser solo ornamental, sino que tiene que trascender de lo estético para cumplir una función en los ecosistemas urbanos.

El Jardín Botánico está participando activamente del proceso de la instalación de los 30 corredores verdes de la ciudad, en los que además de lograr a mediano plazo una reducción de hasta 2 grados centígrados en la temperatura de las calles por donde pasan, en la avenida Oriental donde se sembrarán en total 63.330 plantas bajas ya se puede observar la llegada de gran cantidad de mariposas.

De los procesos de siembra también ha participado el Parque Zoológico Santa Fe. Edwin Hurtado, investigador de este centro, señala que tienen un colectivo dedicado a explicarle a la ciudadanía la importancia de todas las especies polinizadoras, no solo las abejas y las mariposas que son las más conocidas, sino también murciélagos, escarabajos y polillas.

“En mayo lanzaremos la campaña Ponte abeja, en el marco del día mundial de este insecto, que la ONU definió que se celebrará el día 20 de este mes”, cuenta Hurtado.

El criador de mariposas

Juan Esteban Arango comenzó a trabajar con mariposas en el año 2000, junto a un socio, aunque hoy en día trabaja independiente. Entre las que cría en su mariposario hay alrededor de 30 especies y, acerca de ellas, se ha convertido en una especie de experto.

“Cada clase de mariposa tiene una planta específica donde se reproduce. La monarca pone los huevos en la asclepia, las blancas (leptophobia) en capuchinas o heliconias, y las amarillas (phoebis) en las plantas senna”, explica el criador.

A partir de esa afición por estos insectos alados, Arango pasó de ser un simple comercializador a apoyar procesos de restauración ambiental, como él los llama, que consistían en sembrar jardines funcionales para entidades públicas y privadas, al igual que para cualquier ciudadano que quiera renovar la vegetación de sus hogares.

La primera intervención fue hace cinco años, junto con el Jardín Botánico y la Secretaría de Medio Ambiente, para entonces se trabajó en la siembra de plantas en el parque La Presidenta, en el parque Lineal de La Frontera, y como proveedor en el cerro El Volador.

Además, también ha colaborado en la restauración de jardines en colegios, en la universidad Eafit, y hace dos años colaboró en la creación del mariposario ubicado en el Jardín Circunvalar, en la parte alta de los barrios Villatina y Caicedo.

“Desde que empecé en esto, he participado en la siembra de 20.000 metros cuadrados de jardines, que no solo atraen mariposas sino también otros animales e insectos polinizadores”, afirma.

Para no tener líos con los jardineros, que muchas veces llegaban con machetes e insecticidas, comenzó a hablar con ellos en los sitios intervenidos y luego estas personas, cuenta, se convirtieron en protectores de las mariposas.

La última siembre en la que colaboró, hace mes y medio, fue en el separador de la vía de la loma de Los Parra, en El Poblado, donde ahora los conductores que pasan por allí pueden ver en días soleados nubes de mariposas que aletean entre las flores de este corredor.

Fuente: elcolombiano.com

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