El zorro perruno se pasea por los corredores verdes de Medellín. Fue captado en una de las cámaras trampa instaladas por la Alcaldía en varios puntos de la ciudad. ¿En dónde? En el occidente de la capital antioqueña, sin más detalles, porque el objetivo que persigue la autoridad ambiental es protegerlos sin atraer tantos curiosos.
Este mamífero hace parte de las 76 especies que tienen su hábitat en la urbe, entre marsupiales, perros de monte y micos. De allí la importancia de conocer de su presencia, para enfilar los esfuerzos en el cuidado no solo de los ecosistemas rurales sino también de los urbanos.
Las zonas boscosas, los afluentes de agua y el clima tropical que tiene la región, son los factores ideales para que en Medellín, además de los mamíferos, también se puedan observar 445 especies de aves, 44 de reptiles y 1.346 de insectos, según los registros que tiene la Secretaría de Medio Ambiente.
“La gente debe apropiarse de la protección de la fauna, no darles comida de humanos porque hay casos en los que los animales se acostumbran a comer hasta bandeja paisa y dejan de alimentarse como deberían hacerlo”, observó Luz Marina Zuluaga, profesional del despacho.
Incluso las cifras del inventario de especies, señaló la funcionaria, están desactualizadas. La labor que tienen por delante es seguir nutriendo la lista, seguros de que todavía hay gran cantidad de fauna por descubrir en Medellín.
Además, Zuluaga explicó que por la cercanía entre los sitios donde puede haber animales y zonas residenciales, la recomendación para la ciudadanía es para que ni los ataquen ni se asusten. Por el contrario, que notifiquen a las autoridades de su hallazgo.
“Pueden hasta fotografiarlos sin problema, de hecho es algo oportuno porque nos ayuda a monitorear. Cada habitante de Medellín puede aportar al estudio de la biodiversidad local”, anotó.
Los corredores verdes
Hay 30 de ellos en la capital antioqueña, 12 ubicados en retiros de quebrada y los restantes repartidos en espacios como el Jardín Botánico, el cerro Nutibara, el club El Rodeo o el cementerio Campos de Paz.
En estos ecosistemas la Alcaldía de Medellín adelanta restauraciones naturales por medio de la siembra de árboles y vegetación nativa, que es lo que está estimulando el retorno de la fauna, incluidos polinizadores como mariposas y abejas.
“Los animales están volviendo a la ciudad. Gracias a ello podemos decir que los corredores verdes están funcionando”, manifestó Sergio Orozco, secretario de Medio Ambiente.
Por ejemplo, el conocido como La Guayabala, en el suroccidente de la capital antioqueña, será el más grande de los 12 que reverdecen los retiros de quebrada.
Allí, la autoridad ambiental sembrará 1.844 árboles, 1.088 en el ramal oriental (por la carrera 65), y 756 en el ramal occidental (por La Mota y el club El Rodeo hasta llegar a Rodeo Alto).
Evitar el vandalismo y cuidar los árboles sembrados, concluyó Orozco, permite, además de preservar los pulmones urbanos, que por estos corredores desfilen especies como el mono tití, el zorro perruno, o un ave que se creía extinta hace décadas: el guadañero estriado.