Medellín honra a muchos países con sus colegios: República de Honduras, Reino de Bélgica o Imperio del Japón son algunos de los nombres de instituciones educativas de la ciudad que poco o nada reciben de esas naciones.
Por esnobismo, si se quiere, o simplemente porque a alguien le pareció sonoro, una decena de escuelas públicas fueron bautizadas en alusión a naciones.
República de Uruguay, institución educativa Dinamarca, la Caracas, el Venezuela, República de Cuba, Estado de Israel, República de Costa Rica y República de Panamá complementan el listado de aquellos colegios que se llaman como países de los que sus gobiernos ni saben que tienen un pedacito en Medellín.
El concejal Carlos Alberto Zuluaga ha estudiado el tema y considera la posibilidad de radicar un proyecto de cambiar los nombres por otros de hombres y mujeres que han hecho contribuciones a la ciudad, si los cuerpos consulares de esas naciones no se acercan a las instituciones educativas.
“Esos pueblos ni saben que aquí hay colegios con el nombre de ellos. Si es importante para esos países, pues que promuevan llevar bachilleres a esos territorios”, explica.
Zuluaga Díaz propuso a la Agencia de Cooperación Internacional (ACI) y a la Secretaria de Educación contactar a los embajadores de esos países para que inviertan en estas instituciones o brinden beneficios a sus estudiantes.
“¿Para qué sirve que un colegio tenga el nombre de Venezuela, Dinamarca o Japón, entre otros? Si vamos a tener escuelas con esas denominaciones, entonces que al menos los embajadores vengan y conozcan las instituciones educativas, vean su calidad, premien a los educadores y mejores bachilleres con pasantías o intercambios”, señala.
Ni un saludo
Las 11 instituciones educativas con nombres de países están ubicadas en barrios como Francisco Antonio Zea, Alfonso López, Sucre, La Colina, Santa Rosa de Lima y Las Violetas.
Ramiro Valencia, rector de la institución educativa Dinamarca, en Francisco Antonio Zea, señala que en 12 años, que lleva en el cargo no ha recibido ni un saludo por correo de autoridades de ese país, a pesar de haberlo solicitado en repetidas ocasiones.
“Cuando el colegio cumplió 40 años (hace 7 años), me comuniqué con el consulado para que visitara el colegio, y un funcionario me dijo que no tenía plata. Le dije que no necesitábamos dinero, solo que queríamos que conversara con los estudiantes, para sentir que están con nosotros. Luego manifestó que no tenía personas para enviarnos”, recalca.
El rector comenta que “al principio contábamos la historia de ese país, al ver los desplantes dejamos de hacerlo”.
Para Sergio Ignacio Soto, integrante del cuerpo consular en Medellín, en representación de República Checa, es lógico el malestar de rectores ante la ausencia de diplomáticos de los países que llevan su nombre en los colegios.
“Tiene todo el sentido que el cuerpo consular de la ciudad tenga compromiso de aporte educativo, de representatividad y cercanía, en esas instituciones educativas, principalmente públicas”, dijo.
Soto se comprometió en que insistirá a los otros 24 representantes consulares sobre la pertinencia de acercarse a los colegios. “Muchos de esos países tienen desarrollo social y económico y pueden hacer aportes, no solo en dinero, sino con conferencistas y educadores”, concluyó.
Fuente: elcolombiano.com