Haciendo alusión a lo masculino y femenino, los indígenas Emberá y Nutabe que habitaban hace cientos de años el Valle de Aburrá, tenían sus partos en el Cerro de la Luna y sus entierros en el Cerro del Sol. Lo que hoy conocemos como Cerro Nutibara y Cerro El Volador.
El Cerro Nutibara sigue siendo para estas comunidades indígenas la representación más pura de la mujer, un lugar donde nace la vida. El Cerro El Volador es entonces la figura masculina.
Un total de 16 fosas de comunidades indígenas han sido descubiertas en este cerro. Actualmente ambos siguen siendo utilizados y visitados por los cerca de 3.000 indígenas que habitan la ciudad, conservando a través de los años sus tradiciones.
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