Una figura cuestionada con demasiado poder
La renuncia de Gustavo Bolívar como director de Prosperidad Social no fue un simple acto de agotamiento o diferencia política. Fue, en realidad, una señal clara del creciente poder que Laura Sarabia ha acumulado dentro del gobierno de Gustavo Petro, al punto de desplazar a figuras clave y condicionar decisiones de alto nivel. Sarabia, exjefa de gabinete y actual canciller, ha estado en el centro de múltiples controversias, pero lejos de perder influencia, parece consolidarse como la figura más poderosa del círculo presidencial.
Según denuncias recientes, Sarabia habría tenido conocimiento de irregularidades en el manejo de recursos de la salud, lo que derivó en la salida del superintendente Luis Carlos Leal, quien investigaba estas anomalías. Bolívar, al ver esta situación, no solo expresó su desacuerdo, sino que planteó públicamente la necesidad de que Sarabia renunciara, alegando que la sombra de la duda la inhabilita para representar al país en la Cancillería.
Conflictos en el gabinete por su creciente dominio
En un tenso consejo de ministros, transmitido en vivo, Gustavo Bolívar confrontó a Sarabia por mentir sobre la gestión de su equipo en un operativo de ayuda a deportados. Esta confrontación no fue solo un episodio aislado, sino el reflejo de un ambiente hostil generado por la forma en que Sarabia ejerce su autoridad, muchas veces pasando por encima de otros funcionarios.
El verdadero poder tras Petro
Lo más preocupante es que Petro no solo tolera el estilo de Sarabia, sino que lo respalda. A pesar de estar implicada en el escándalo del polígrafo a su exniñera, y ahora en posibles actos de corrupción, sigue siendo una figura intocable en la Casa de Nariño. Su rol ha pasado de ser una asesora técnica a convertirse en una especie de “vicepresidenta informal”, con control sobre agendas, decisiones y hasta nombramientos estratégicos.
La renuncia de Bolívar, quien aspiraba a representar un ala ética del petrismo, deja al descubierto que, más que un proyecto progresista, el gobierno de Petro se está convirtiendo en una estructura dominada por el poder discrecional de Laura Sarabia.