Los contratistas de la Fundación Ferrocarril de Antioquia amanecieron ayer con una misión compleja: devolver las esculturas de la Plaza Botero a su estado habitual luego de que 12 de las 23 que allí tienen espacio fueran vandalizadas el miércoles durante las manifestaciones del 8 de marzo. Los gordos y gordas, y los animales en considerable volumen que donó Fernando Botero, fueron rayados con tintas negras, moradas, verdes y blancas; vieron la luz con mensajes en contra del patriarcado, de las violencias basadas en género y hasta con pegatinas con líneas de atención como el 123. El repertorio, pese a lo loable de la causa, generó rechazo y dejó severas afectaciones patrimoniales.
Muy temprano, personal de espacio público y los contratistas a cargo de la restauración de las esculturas hicieron presencia en la plaza. Contrario al caos registrado el día anterior sobre las 5:00 de la tarde, el lugar lucía apacible, con afluencia de turistas y autoridades. El suelo, que también fue rayado con aerosol, estaba impecable: un servidor público se encargaba de borrar cualquier rastro dejado por la jornada de manifestaciones, otro frotaba una y otra vez con un cepillo uno de los muros del Museo de Antioquia que también fue rayado y un par más, detrás de lonas blancas, trataba de devolverle el brillo a las obras de Botero.
“Es muy complicado, porque eso fue como a base de aceite. Sí, el aerosol, vea como tenemos las manos”, dice un hombre trepado sobre una de las esculturas que llevan a la avenida León de Greiff mientras instala la lona blanca que termina por ocultar las labores de reparación. Su compañero, que lo ayuda en la labor, agrega: “Es que la recuperación es a punta de esponja, agua y cepillo. Hay factores de riesgo: ya las esculturas no quedan iguales. Mire aquella: ya la lavamos pero queda opaca; se perdió el trabajo que estábamos haciendo”. Las vallas que cercan la plaza y que fueron derribadas por un grupo de mujeres que participaban en la marcha del 8M ya estaban ayer en pie, pero por fuera se contaban el resto de afectaciones: fueron 94 las acciones de vandalismo registradas por la Alcaldía en toda la ciudad.
Intervención de las obras
Los trabajadores de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, aún instalando la lona, cuentan que las labores de mantenimiento dependen de cada escultura afectada. Algunas fueron más rayadas que otras y los colores de las tintas también influyen. Entre una hora y media y dos horas les tomaba hasta ayer el lavado de una sola escultura. De hecho, “unos compañeros llevan con una desde muy temprano y aún no lo logran”, expresaron sobre las 11:30 de la mañana.
Y es que la lista de obras que son objeto de reparación tiene nombre y, por así decirlo, apellido: Mujer con fruta (1996), Mano (1992), Venus dormida (1994), Hombre caminante (1999), Hombre a caballo (1994), entre otras. “Es difícil porque no se les puede aplicar ningún químico. Eso le quitaría el color al pedestal y dañaría el bronce de las esculturas. Ahora tendremos que repetir el trabajo que veníamos haciendo, ¡y solo nos faltaban cuatro!”, dice uno de los restauradores. En el costado opuesto, Santiago Mesa, el ingeniero a cargo de la recuperación, confirma la versión y precisa que 19 obras ya habían sido intervenidas en medio de un proceso de restauración. “Ya habíamos limpiado el exceso de sucio. Hablamos de lavado con agua, jabón y cera de protección para darles brillo. Ese proceso, que dura un día por cada escultura, ahora hay que repetirlo”, explica.
Sobre la reparación ante los daños en las manifestaciones, insiste en que es un tema lento y en cierto modo manual. Como los grafitis aún están frescos, el material debe ser retirado con esponjilla y métodos no invasivos. De lo contrario, las esculturas sufrirían más afectaciones. “De algún modo, el daño está hecho. Estamos enfocados en retirar la pintura porque entre más tiempo actúe, será más complejo eliminarla”, dice.
Lo que responde la Alcaldía
En respuesta a este diario, la administración no precisó el costo de esta intervención. Lo que está claro es que la recuperación de las obras puede tomar un par de días extras y, según precisaron, también hubo afectaciones en el Palacio de Cultura, en el Nacional, en la antigua estación del ferrocarril y otros sectores de la ciudad (ver recuadro). “En articulación con la Policía Metropolitana se reiniciaron los controles de las entradas, monitoreo de la plaza y acompañamiento permanente a los visitantes. Además, se desplegaron equipos articulados para la limpieza de muros e intervención a las 12 esculturas que fueron afectadas”, expresaron.
Pese a que los trabajadores de la plaza y organizaciones como Asotintos, Comfama, Corpocentro y otras que operan en el centro rechazaron lo ocurrido, también hicieron énfasis en que es en parte resultado de un conflicto que aún no resuelve esta administración: el cierre de la plaza no fue consensuado y, hasta el momento, no ha contado con voces claves que habitan la zona. A través de una carta le pidieron al alcalde Daniel Quintero evitar la estigmatización de algunos sectores, además de detallar el plan de restauración de los bienes patrimoniales afectados. Afirmaron: “Las trabajadoras sexuales y las organizaciones que trabajamos con esta población y que hacemos parte de esta alianza, rechazamos el mensaje que el alcalde publicó ayer en su cuenta de Twitter, en el que indica que las vallas de la Plaza se tumbaron en apoyo a las trabajadoras sexuales”.
Y, a paso seguido, agregaron: “Este tipo de afirmaciones incrementan la estigmatización y la discriminación hacia las trabajadoras sexuales y la demás población que habita cotidianamente la Plaza”. Entretanto, los trabajadores a cargo de la restauración seguirán tratando de devolverles su brillo. Sostienen, eso sí, que no comprenden qué culpa tienen las gordas de Botero; que puede haber protesta sin atentar contra el patrimonio.