Crítica situación en Medellín: La escasez de camas amenaza a los recién nacidos

Preocupante crisis en Medellín: Servicios materno infantiles al borde del colapso

La alarmante situación en Medellín por el cierre gradual de servicios materno infantiles está pasando desapercibida entre la ciudadanía, a pesar de que los profesionales de la salud la consideran una inminente emergencia sanitaria.

La falta de camas para el nacimiento en Medellín es una realidad innegable. La Clínica del Rosario anunció el cierre de su servicio de maternidad a partir del 30 de junio. Esto se suma a la saturación de los servicios de parto en hospitales como el San Vicente y al deterioro de la red pública de Metrosalud en las unidades de Belén y Manrique.

Además, la Clínica de las Américas Auna informó la semana pasada que solo cuentan con una sala de partos y no tienen capacidad para atender una demanda adicional.

Lamentablemente, este deterioro en la oferta de servicios materno infantiles ha tomado más de una década en llegar a este punto crítico. Según el Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud, en 2012 Antioquia contaba con 1.049 camas de obstetricia, pero esta cifra ha disminuido progresivamente y actualmente apenas supera las 800.

No se disponen de cifras exactas desde 2020 sobre cuántas de las 2.600 camas para servicios materno infantiles siguen activas. Sin embargo, desde 2013 se ha evidenciado un constante desmonte de estas camas, que ya eran insuficientes. Para ponerlo en perspectiva, en Medellín nacen más de 27.000 bebés al año.

Esta crisis tiene raíces estructurales. En 2016, la Alcaldía de Medellín y la Universidad de Antioquia realizaron un estudio para determinar los factores relacionados con el cierre de estos servicios en instituciones referentes como la Clínica de Las Vegas y la IPS Universitaria, entre otras cinco.

El estudio reveló que el costo promedio del servicio de parto en varias de estas IPS era de $1.088.710, mientras que solo recibían en promedio $1.028.049 por parte del asegurador de la madre. Por otro lado, el costo aproximado de una cesárea era de $1.410.819, pero solo se recibía un reembolso de $1.257.467. En resumen, estaban trabajando a pérdida.

La médica ginecobstetra Luz Elena González advierte que esta crisis representa una peligrosa barrera para garantizar un parto humanizado, algo que, según la Ley 2244 de 2022, no es opcional, sino obligatorio. La especialista destaca que los servicios de parto deben asegurar la disponibilidad de todos los insumos, recursos y tecnología necesarios para brindar una atención digna.