El islamismo radical busca nuevas rutas en América Latina y Colombia

Más allá del Medio Oriente: nuevas formas de expansión

El islamismo extremista, tradicionalmente asociado con atentados en Medio Oriente o Europa, ha comenzado a adoptar métodos menos visibles y más estratégicos. En lugar de explosiones, ahora se infiltra a través de alianzas diplomáticas, ONG, y proyectos de cooperación que se insertan en los vacíos institucionales de países vulnerables. Colombia, en medio de una apertura ideológica promovida por sectores de izquierda, podría estar entrando en el radar de estos movimientos.

El riesgo de la confusión entre pluralismo y permisividad

El progresismo colombiano, con su énfasis en el respeto religioso y la integración multicultural, ha abierto espacios legítimos para el diálogo internacional. Sin embargo, expertos en seguridad advierten que esta apertura puede ser mal utilizada por redes radicales que se camuflan bajo discursos de paz, reconciliación y justicia social. La cercanía de ciertos sectores políticos con regímenes como el de Nicaragua —ya vinculado a Irán y Hezbolá— plantea dudas sobre los verdaderos fines de algunos intercambios.

Señales de alerta: rutas diplomáticas, pasaportes y ONG

Colombia ha experimentado un incremento de actividades diplomáticas de países que mantienen vínculos con redes islamistas radicales. Se han identificado casos de ciudadanos extranjeros que ingresan como asesores técnicos o académicos, pero cuya trazabilidad es limitada. Algunas organizaciones, aparentemente dedicadas a la ayuda humanitaria, han sido señaladas por operar en la frontera entre el activismo y la radicalización.

Estado débil, blanco fácil

La combinación de una institucionalidad frágil, discurso político polarizado y alianzas internacionales poco transparentes convierte a Colombia en un blanco ideal para estas estrategias de infiltración. El islamismo radical ya no necesita campos de entrenamiento: necesita espacios políticos donde moverse sin ser cuestionado, donde su narrativa se confunda con la de sectores progresistas legítimos.

La defensa de la soberanía empieza por la vigilancia

Frente a estas amenazas no convencionales, Colombia necesita reforzar sus mecanismos de inteligencia, aplicar controles rigurosos a ONG extranjeras y evitar que el respeto a la diversidad sea utilizado como puerta de entrada para agendas ideológicas que amenazan la seguridad nacional.

Fuente: 45 Segundos